El pasado 3 de diciembre se conmemoró mundialmente como todos los años el Día de la Discapacidad, un desafío que debe enfrentar 1 de cada 6 personas, y que nos invita a reflexionar no solo en la importancia de esta fecha, sino de la visibilización de las distintas condiciones que afectan a 1.300 millones de personas según la OMS.
Siendo tantas las personas afectadas queda expuesto que evidentemente debemos plantearnos cómo podríamos afrontar un cambio de paradigma que aporte a la inclusión. Son muchas las áreas personales que pueden verse afectadas por esto, una de ellas, y que ocupa un lugar muy importante, es la salida laboral a la que pueden acceder las personas discapacitadas.
Existen distintas formas de discapacidad, como la física, intelectual, mental, visual y auditiva. Además, seis de las diez enfermedades que más discapacidad generan son de índole mental. Las condiciones neurológicas o psiquiátricas pueden afectar además las cognitivas y conductuales, teniendo impacto por ejemplo en la memoria, atención, planificación, procesamiento de información y habilidades sociales.
Es fundamental entender que existe una responsabilidad compartida en torno a las personas con discapacidad, con el propósito de disminuir la estigmatización y discriminación que suelen enfrentar a diario. En el camino hacia una convivencia armoniosa que celebre la diversidad y reconozca las contribuciones de todos, es esencial crear conciencia sobre la necesidad de proporcionar el apoyo adecuado para que las personas con discapacidad puedan participar e insertarse plenamente en la comunidad.
Aunque se han logrado avances en derechos y accesibilidad, aún queda mucho por hacer para lograr la inclusión sin distinciones y garantizar los apoyos necesarios para el pleno desarrollo de cada individuo.
La exclusión no solo afecta la salud física y mental de las personas con discapacidad, sino que también tiene repercusiones significativas en su entorno. Por ello, es crucial garantizar su inclusión sin barreras en todos los aspectos de la vida diaria.
La forma en que son incluidas, especialmente en ámbitos educativos y laborales, influye considerablemente en su calidad de vida, ya que enfrentan desafíos adicionales. Creemos también que es fundamental brindar el respaldo necesario para que tengan oportunidades laborales que les permitan desenvolverse profesionalmente y adaptarse al entorno de trabajo en condiciones de igualdad.