“El Compliance antes estaba visto como algo necesario para hacer negocios. Ahora se lo ve como algo necesario para la continuidad de los negocios”.
Cumplir con un adecuado esquema de Compliance , según explica Martin Ghirardotti, socio del estudio Lisicki Litvin y CEO de Resguarda, empresa de tecnología especializada en Línea Ética, Ciberseguridad y Compliance, es la única forma de hacer negocios a escala global y garantizar la continuidad de los mismos. Cualquier empresa u organización que quiera pertenecer al mercado global, debe tener una fuerte estructura de Compliance, en caso contrario quedará fuera de la posibilidad de internacionalizar sus negocios y continuar con los mismos ante los riesgos que implican llevar adelante sus actividades.
Es importante destacar que la velocidad de la digitalización, producto de la pandemia, trajo consigo nuevos desafíos para las estructuras de Compliance. El trabajo remoto, por ejemplo, hizo que incrementara el riesgo y la forma de cometer irregularidades dentro de las organizaciones. Inclusive se vio un notable aumento en la ciberdelincuencia, lo que obligó a las compañías a tomar nuevas medidas de seguridad.
“El Compliance antes estaba visto como algo necesario para hacer negocios. Ahora se lo ve como algo necesario para la continuidad de los negocios”, afirma Martín y destaca que aquella empresa que no trabaja bajo normas de compliance, tendrá comprometida su supervivencia en caso de ser víctima de un ciberataque, por ejemplo. En cambio, una empresa adaptada a dichas normas, podrá sufrir daños, pero no será ni sacada del mercado, ni tendrá grandes pérdidas económicas que lo limiten en la práctica.
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«En el caso de LATAM la realidad es que tiene mucha más informalidad en cuanto a la manera de hacer negocios, entonces siempre viene atrasado en términos de compliance, pero hoy eso empezó a cambiar. Hay más exigencias locales e internacionales y eso es un desafío para las empresas y para los que proveen servicios. Asimismo se empezó a visualizar el Compliance como un aliado para la continuidad del negocio”, resalta Martín.
Con el pasar de los años las organizaciones han ahondado en distintas prácticas favorables para los clientes. Entre ella está el ESG (Environmental, Social and Governmental), una serie de criterios que las empresas siguen y los inversionistas buscan para generar un portafolio que demuestre su compromiso con el medio ambiente, la sociedad y la administración responsable de sus activos.
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Se ha visto la incorporación de este concepto (ESG) en empresas internacionales y multinacionales, pero aún no es el caso de la mayoría de las organizaciones latinoamericanas, ya que en países como Argentina, con un contexto tan cambiante, con inflación y situaciones socioeconómicas atípicas, no es una prioridad. La planificación de negocios sustentables queda solapada por la obligación de cubrir las urgencias que demanda el país.
“El ESG es una consideración muy importante a futuro ya que en el fondo es un pedido de los clientes que buscan transparencia, valores y compromiso ambiental y social. De hecho, en el tiempo esto va a ser algo que va a tener la misma fuerza que el Compliance”, expone.
Para finalizar, Martín destacó que el futuro del compliance es el presente, que a pesar de que en LATAM aún está en etapa de desarrollo, el mismo vino para quedarse y extenderse a muchas más actividades de la compañía ya que estas y los riesgos, van mutando día a día, por lo que la práctica de hoy no será la misma.
Es esencial para el correcto y seguro funcionamiento de cualquier organización la aplicación de un programa de compliance. “Tiene mucho presente y mucho futuro”, concluyó el CEO de Resguarda.
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